"Juan, ¡mirá los gauchos!", decía una mujer a su hijito de seis años, que jugaba sobre el césped con una botella, ajeno a las columnas que desfilaban el viernes por la avenida Soldati. A la misma hora, a 15 cuadras de allí, en un barrio de la Costanera, un chico de 12 años se acercaba a una casa y, por $5, compraba una dosis de "paco" para drogarse. Según comentaron vecinos de estos barrios, los dealers tuvieron su festejo propio de la Independencia, ante la ausencia de policías en las calles.

Para garantizar la seguridad en los festejos del 9 de Julio, se debió desplegar un amplio operativo que incluyó a personal de distintas reparticiones policiales. "Los últimos días hubo muchos policías patrullando las calles. Los chicos peregrinaban buscando dónde comprar", afirmó Elsa Juárez, referente de las "Madres del Pañuelo Negro". Sin embargo, sostuvo que los transas respiraron el viernes. "Se reabastecieron y coparon los barrios", dijo.

Ante el control policial, los vendedores de "paco" se las ingenian para evitar ser filmados. Así, algunos dejarían las puertas de sus viviendas abiertas para que los adictos ingresen directamente a comprar. "Incluso, algunos los hacen que consuman dentro de sus casas para que no se droguen en la calle y recién entonces los dejan salir", comentó Juárez.

De acuerdo a lo expresado por Juárez, desde que el gobernador José Alperovich decidió encarar una lucha frontal contra este flagelo, se pudo observar algunos avances. En las calles hay una mayor presencia de la Policía (con la excepción del viernes) y los dealers estarían preocupados y alertas. De hecho, hace unos días habrían realizado una junta para analizar la situación. Creen que el apoyo oficial a las madres de adictos puede ser un golpe letal para la organización. "Estoy de acuerdo con el gobernador cuando dice que si detienen a uno, sigue vendiendo un familiar", comentó Juárez.

Según estadísticas de la Policía, cerca del 60% de los delincuentes detenidos tienen algún parentesco. De hecho, la mujer afirmó que a las pocas horas que la Policía se retira de una vivienda, luego de un allanamiento, ya se volvieron a abastecer y continúan vendiendo.

La información que manejan las "Madres del Pañuelo Negro" indicaría que la droga que adquieren los dealers proviene de Villa 9 de Julio, del barrio Tiro Federal y de Alderetes, entre otros. "Algunas veces los ?transas? salen a buscarlas y otras veces los proveedores llegan hasta su casa", manifestó Juárez. Durante los primeros seis meses de 2010, la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop), a cargo de Fabián Salvatore, realizó 75 allanamientos, la mayoría en barrios periféricos. En ellos, fueron detenidos 167 dealers y se secuestraron unos $142.000.

Un negocio redituable

Las caras de este flagelo en los barrios de la Costanera son varias. Por un lado, están los que utilizan este medio ilegal como forma de vida. Cada vendedor recauda aproximadamente $46.500 mensuales. Según el análisis de las estadísticas policiales, en los 11 barrios ubicados a la vera del río Salí, que abarcan los municipios de San Miguel de Tucumán, Banda del Río Salí y Alderetes, habría unos 45 dealers.

Por otra parte, cada adicto consume, en promedio, unas cinco dosis de "paco". De esa manera, se configura un negocio que mueve unos $25 millones al año. Una fuente policial reveló que los dealers se quedan con, aproximadamente, un 60% de ese monto.